Abrazando la verdad y la sabiduría de Dios.

La verdad no siempre se presenta como una revelación brillante o un momento celestial. A veces, llega envuelta en dudas, en el eco de una pregunta sincera, en la incomodidad de reconocer que lo que hemos creído puede no ser suficiente. Abrazar la verdad de Dios comienza con esa disposición humilde de escuchar más allá de lo que nos conviene. Tu amigo Israel Meza, que Dios te bendiga siempre y recibe un fuerte abrazo.